Durante el bienio 1864-1865 desde México hasta el Río de la Plata ocurrieron grandes contiendas entre los pueblos sudamericanos liberados algunas décadas atrás del regalismo absolutista español y ahora enfrentándose contra un reverdecimiento del colonialismo europeo. Así entonces, el caso mejicano deviene paradigmático de aquellos momentos.
El Cerro de las Campanas fue la culminación de la gesta de los patriotas mejicanos conducidos por Benito Juarez en 1865, cuando expulsaron a los usurpadores franceses y luego de juzgar a los responsables fusilaron al ex emperador Maximiliano y a los colaboracionistas Tomas Mejía y Miguel Miramón.
El acto cruento fue recreado en imágenes por la pintura impresionista francesa, tanto como por los muralistas mejicanos. Simbolizando la irrenunciabilidad independentista de una Nación Americana frente a la prepotencia ultramarina.
El pueblo de Benito Juarez había recuperado su libertad por sí solo. No le debía a ningún tutelaje interesado su lozania de aquella hora.
El otro momento de epopeya sudamericana lo constituyó la defensa del Callao en 1865 en el que el Perú independiente resistió por las armas el bombardeo de una flota española que pretendía aplicarle un forzado vasallaje de sus recursos naturales. En esa epopeya actuaron distintas personalidades americanas que se sintieron llamadas por la justicia de la causa peruana como por ejemplo la samaritana argentina Juana Manuela Gorriti, descendiente de un guerrillero de Martín Güemes el caudillo de la guerra gaucha.
Pero en relación al resurgimiento neocolonialista europeo en costas del Pacífico, el hecho ocurrido en Chile con el bombardeo de Valparaiso por una flota española, acaecido también a raíz de la causa común que se asumiera en Chile por lo ocurrido con Perú, fue el episodio que más impresión causo en las provincias argentinas.
Felipe Varela, por entonces residente en Chile, pudo presenciar personalmente dicha conmoción y concluir que fuerzas realmente se movían por detrás de ese reverdecimiento colonialista ultramarino.
Asimismo y analizado con la todavía cercana visión continental bolivariana sanmartiniana aún presente se produjo un gran aliento a la propuesta de consolidar la Unión Americana y fueron muchos los sudamericanos que recibieron esa llamada de atención.
En la Argentina la Unión Americana, convertida a la sazón en un verdadero foro continental sudamericano,
convocó a hombres que habían vivido la primera emancipación como los militares Tomas Guido, Enrique Martinez, Tomas Iriarte o Jerónimo Espejo y también a personas del mundo intelectual como Carlos Guido y Spano, Juan Chassaing y Miguel Navarro Viola.
Y recibió la indiferencia hostil y comprensible de Bartolome Mitre uno de los artífices argentinos de la relación con el mundo europeo. Y obviamente del Brasil imperial y esclavista. Cuyos objetivos geopolíticos, definidos en términos presentes, implicaban controlar el centro oeste amazónico y controlar toda la República Oriental del Uruguay. Lo que significaba también el control de las nacientes y la desembocadura Atlántica de los grandes ríos sudamericanos.
En esas condiciones el Paraguay de Solano Lopez no podía permanecer indiferente y convocó a una movilización defensiva.
Y así entonces, la tenida para la alianza entre Mitre y el Brasil imperial en su contra, encontró un pretexto y así quedo sellada la inminencia de una guerra.
Y si además era necesario un banquero y el aval de un padrinazgo espiritual de esa alianza la Gran Bretaña ofreció voluntariamente sus plácemes, casi sin que le fuera pedido.
Será el mismo ministro inglés, simultáneo representante de su gobierno ante Asunción y Buenos Aires, Sir Edward Thornton el que lo explicará elocuentemente en 1863 en sus comunicaciones confidenciales a Londres: “. . .La gran mayoría del pueblo paraguayo no tiene la menor idea del poderío de Inglaterra, es lo suficientemente ignorante como para creer que no hay país alguno tan poderoso y feliz como el Paraguay y nada se le importa de la Reina Victoria, pues ha recibido la bendición de tener un presidente” (Francisco Solano Lopez) “ Digno de toda adoración”.
“Paraguay ha cerrado los ríos a la navegación británica, se permite tener hornos de fundición, no comprá tejidos de Manchester, ni necesita capital o apoyo inglés. Un escándalo en América lo peor: invulnerable a la marina británica. Solo por el lado de sus vecinos se podría atacarlo” ( ) “una simple guerrilla que destruyese Ybicuy (la principal acería) y Humaita (la fortaleza fluvial que controla la navegacion)”en nombre de las instituciones y la civilizacion haria de la paraguaya una república democratica manejada por abogados y hombres de negocios” (Literalmente)
En noviembre de 1866 a dos meses de Curupayti, todo el noroeste argentino y la región de Cuyo ya estaban en ebullición. Y el factor precipitante fue la sublevación de la polícia de Mendoza por cuestiones salariales, a la que se le sumó el contingente forzadamente reclutado en el lugar para ser enviado al calvario del frente paraguayo
Las autoridades de La Rioja, ejercidas de hecho por un oficial del ejercito de linea, fueron comisionadas para reprimir el alzamiento. Pero al sumarse también a este pronunciamiento el gobierno de San Juan y luego el de San Luis. Y al proclamarse las fuerzas sublevadas abiertamente por la causa federal tomando el control regional total, las fuerzas del gobierno central de Mitre tuvieron que replegarse a Santiago del Estero y Córdoba.
Para esos momentos ya circulaba de mano en mano un manifiesto rubricado por el Coronel Felipe Varela, recién regresado de Chile el que llamaba a un alzamiento contra el gobierno de Buenos Aires en abierta oposición a la política de la Triple Alianza. El documento, leído y explicado largamente, por contactos propios a la paisanada de todos los pueblos del noroeste argentino, aún antes de su proclamación oficial resumía claramente sus propuestas.
diciéndolo así:
«¡ARGENTINOS!
El hermoso pabellón que San Martin y Urquiza llevaron altivamente en cien combates haciéndolo tremolar con toda gloria en las tres más grandes epopeyas de nuestra patria incólume ha sido enlodado por el general MITRE Gobernador de Buenos Aires.
La mas bella y perfecta carta constitucional democrática, republicana federal que los valientes entrerrianos dieron a costa de la sangre preciosa venciendo en Caseros al centralismo odioso de los espurios hijos de la culta Buenos Aires ha sido violada y mutilada desde el año sesenta y uno hasta hoy por Mitre y su círculo de esbirros
El pabellón de Mayo que radiante de gloria flameo victorioso desde Los Andes hasta Ayacucho, y que en 1861 en la desgraciada jornada de PAVON cayó fatalmente en las ineptas y febrinas manos del caudillo Mitre, ha sido cobardemente arrastrado por los fangales de Estero Bellaco, Tuyuty, Curuzú y Curupayti. Nuestra NACIÓN tan feliz en antecedentes, tan grande en poder, tan rica en porvenir, tan engalanada en glorias, ha sido humillada como una esclava, quedando empeñada en más de cien millones y comprometido su alto nombre a la vez que sus grandes destinos por el bárbaro capricho de aquel mismo porteño, que después de la derrota de Cepeda lagrimeando juró respetarla».
Compatriotas desde que “aquel” usurpo el Gobierno de la Nación el monopolio de los tesoros públicos y la absorción de las rentas provinciales vinieron a ser patrimonio de los porteños condenando a los provincianos a cederles hasta el pan que reservara para sus hijos. Ser porteños es ser es ser ciudadano exclusivista y ser provinciano es ser mendigo sin Patria, sin libertad, sin derechos. Esta es la política del Gobierno Mitre.
«Tal es el odio que aquellos fratricidas porteños tienen a los provincianos, que muchos de nuestros pueblos han sido desolados, saqueados y asesinados por los aleves puñales de los degolladores de oficio: Sarmiento, Sandes, Paunero, Campos, Irrazábal y otros varios dignos de Mitre.»
«¡Basta de víctimas inmoladas al capricho de mandones sin ley, sin corazón, sin conciencia! ¡Cincuenta mil víctimas inmoladas sin causa justificable dan testimonio flagrante de la triste e insoportable situación que atravesamos y que es tiempo de contener!»
«¡Abajo los infractores de la ley! ¡Abajo los traidores de la Patria! ¡Abajo los mercaderes de las cruces de Uruguayana a precio de oro, de lágrimas y de sangre argentina y oriental! Nuestro programa es la práctica estricta de la constitución jurada, del orden común, la paz y la amistad con el Paraguay, y la unión con las demás repúblicas americanas.»
¡¡Argentinos todos!! Llego el día de mejor porvenir para la Patria a vosotros cumple ahora el noble esfuerzo de levantar del suelo ensangrentado el pabellón de Belgrano para enarbolarlo gloriosamente sobre las cabezas de nuestros enemigos liberticidas
«¡Compatriotas nacionalistas! El campo de la lid nos mostrará el enemigo. Allí los invita a recoger los laureles del triunfo o la muerte, vuestro jefe y amigo.»
Felipe Varela
Campamento en marcha, San Juan 10 de diciembre de 1866.-
Este primer documento del Coronel Felipe Varela desde el inicio explicitaba su visión de la historia argentina, de las políticas a las que se oponía y los vínculos que habían entre sí, contrarios a los pueblos del interior profundo.
Y en tono de proclama finalizaba enfatizando cuál era su propuesta para enfrentar el trance.
De un análisis detallado de todo su documentario posterior, sea este el dirigido en directivas a sus subordinados o el epistolario dirigido a otros actores políticos, no se aprecian contradicciones con este su documento liminar.
Por ello se merece puntualizar los hechos en los que él mismo pone su acento.
Cuando habla de las tres grandes epopeyas de nuestra Patria sin identificarlas se entiende que habla de la Independencia iniciada en 1810, en segundo lugar, la Gesta Sanmartiniana que culmina en 1824 en Ayacucho. Y la tercera sería para él, la que culmina en 1852 en Caseros, asimilando la caída de Rosas al final de un ciclo de preponderancia del centralismo de Buenos Aires. Al que anatematiza como injusto y empobrecedor para los pueblos del interior, especialmente los del noroeste argentino.
Asimismo, dice que la gloria con que tremolo heroico el pabellón de Belgrano desde Mayo hasta Ayacucho se ha empañado en el fango de una guerra, por la del Paraguay, por el abandono de la norma fundamental la Constitución de 1853 y también por su remplazo en favor del reglamentarismo exclusivista del puerto de Buenos Aires, encarnado por el gobierno Mitre.
Y frente a esto su apuesta fuerte, la única y exclusiva, es retornar a través de la conducción político militar de Urquiza a las condiciones previas a la claudicación federal de 1861 en la batalla de Pavón.
Por ello, reconocido Varela como el gran lugarteniente militar del desaparecido Angel Vicente Peñaloza, y también como un conductor de gran integridad personal por los caudillos federales del noroeste como Sebastián Elizondo, Santos Guayama y Severo Chumbita se consideró que la responsabilidad de conducir el levantamiento era incuestionablemente suya (CONTINUARÁ)