
En medio de los efectos de la pandemia mundial de 2020 el ya nonagenario ex secretario de Estado de los EE.UU efectuó un breve mensaje dirigido a la dirigencia global el que cerraba con una advertencia que se sintetiza en la frase: “El desafío para los líderes es manejar la crisis mientras se construye el futuro. El fracaso podría incendiar al mundo” ( * ) Ésta obligada síntesis del documento merece en la presente hora alentar la lectura de todo el texto.
Cercana en el tiempo la advertencia del siempre presente estadista se reactualiza, con su mensaje electrónico no presencial en el marco de la celebración de la Conferencia Económica de DAVOS de este año 2022 en Suiza. Enviado en medio de la guerra armada desatada en febrero pasado en UCRANIA, de los pronósticos de una crisis alimentaria planetaria o del subsecuente anuncio de rescisión en la economía mundial.
El opinante Kissinger sabe muy bien a que se está refiriendo, tanto hace un año como al presente. Todo ello como que es uno de los artífices del mundo en que vivimos. Y probablemente sea de los últimos que aún se mantiene con vida.
Él es el que posibilitó la incorporación de China al concierto internacional en los años setenta del siglo XX, iniciando el progresivo fin de la guerra de VIETNAM y a su vez de la misma GUERRA FRÍA. No es un exceso decir que el actual Bloque Euroasiático (CHINA-Federación RUSA) es un hijo remoto de esas maniobras estratégicas.
Así puede entenderse tal vez su actual llamado a la prudencia, tanto a Europa como a la misma gestión BIDEN, en no acorralar a MOSCÚ y de apaciguar a la Ucrania de SELENSKY. Así como alguna vez el mismo, en plena guerra fría, desalentó la “ESCALADA BÉLICA” de los halcones militares norteamericanos y envió un guiño de acercamiento al Vietnam por entonces dividido en dos Estados en una sangrienta guerra.
Pero agregándole hoy a su reivindicación, antes casi exclusiva, de que los Estados y sus Gobiernos son los únicos grandes protagonistas de la construcción de la paz mundial una alusión genérica presente desdoblándola en dos cuestiones: “la responsabilidad es de toda la humanidad” y también la necesidad de “negociar cuanto antes en construir el futuro y no perder el tiempo”.
No es un hecho inconexo en la estructura de su pensamiento estratégico, ya que siempre se apoyó en lo que llama la herencia del Proyecto MANHATTAN. Ni más ni menos que la paz armada posterior a la IIGM y la MDA mutua destrucción nuclear ASEGURADA. Tal vez por ello hoy reclama premura a todos y no solo a quienes antes consideraba los únicos que podían conjurar el desencadenamiento de un incontrolable cataclismo nuclear. Ya que en este las víctimas serán no solo los estados y gobiernos por sí mismos, sino fundamentalmente pueblos enteros, incluyendo en ello la masa de recursos que hacen posible la vida en la tierra.
Todas estas aproximaciones actualizadas del pensamiento de Kissinger tienen la paradójica virtud de recordarme por única coincidencia temática, pero obviamente no por inspiración filosófica, a un documento tan vigente hoy, como cuando fue escrito por su autor. Me refiero al: “MENSAJE AMBIENTAL A LOS PUEBLOS Y GOBIERNOS DEL MUNDO” del que fue autor en 1972 el Tte. General Juan Domingo Perón. Y luego reproducido conceptualmente durante su tercer mandato presidencial en exposiciones ante diferentes auditorios. Y cuya esencia filosófica parece más vigente que nunca en un mundo como el actual la que se merece volver a repasar.
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