Comodoro Rivadavia, o a secas “el Pueblo”, como lo llamaban entrañablemente los primeros residentes que asumieron la prueba de radicarse en el lugar ha tenido muchos apelativos, todos frutos de las contingencias que se debían enfrentar para quedarse en el mismo. Se lo llamó el “Pueblo al pie del Chenque”, también el “Pueblo de los grandes vientos” y después con la develación petrolera, en épocas de euforia y opulencia, se lo ungió como la “Capital del Petróleo Argentino”.
Pero hay uno del que hoy pocos se acuerdan y cuando se lo expresa, a muchos les cuesta entender el porqué del mismo, este es: “El pueblo que no tiene ningún árbol”.
Leyendo en detalle la toma de posición de José Manuel Corchuelo Blasco, vertida en un medio de difusión local y expresado por el mismo en todos los lugares en que fue consultado se me vienen a la memoria épocas lejanas que a él y al suscripto nos tocó vivir alguna vez, cuando éramos un poco más jóvenes que al presente. Por los años de la escuela primaria o aun del colegio secundario, cuando era tarea habitual y obligatoria de los menores acarrear baldes de agua, una o dos veces por semana, con o sin viento con o sin barro, para llenar las bañaderas de nuestras casas con agua para el uso cotidiano de toda la familia.
Y así, cumpliendo ese encargo éramos muchos los que nos cruzábamos en la calle, con frío o con calor baldes en mano, yendo a hacer fila ante el camión repartidor aguatero.
En esas condiciones era muy difícil tener un jardín o una quinta. Y salvo en el cine, no existían natatorios particulares y nuestras plazas públicas o de juegos carecían de otro verdor que no fuera el del tamarisco. En el centro de la actual avenida Rivadavia aun existe un hermoso edificio de material con forma de anfiteatro y con interior embaldosado, actualmente convertido en Museo Municipal. Pero que en el imaginario popular aun retiene el nombre para el que fue creado la “Casa de los baños públicos”. Aludiendo a su función, destinado a suplir las carencias de un servicio esencial para la población.
Las contingencias que debían asumirse, anímicamente al menos, para quedarse en el “Pueblo que no tenía ningún árbol”, eran como las de los tiempos iniciales el que ya aparecía anatematizado con ese nombre.
Seguramente es redundante decirlo, pero vale la pena reiterarlo, el árbol es el símbolo de la radicación y la permanencia en un lugar. Si en este lugar solo queda agua para un primer consumo, y no sobra una gota para una planta, tarde o temprano habrá que pensar en irse.
Con esa realidad creció nuestra generación y otras más casi como una marca de origen, o si se me permite como un ADN cultural. Y muchos de los que nos quedamos y vivimos en ese pueblo que hoy tiene árboles lo tenemos muy incorporado a nuestra forma de análisis.
Según la historia que tomamos como oficial, en 1907 buscando agua se “legalizó” la emersión petrolera y a partir de allí con la proyección petrolífera surgió una realidad que le dio sustento energético por un siglo y algo más a la Argentina metropolitana.
En el pueblo yermo empezaron a aparecer rascacielos y también árboles. A través de la industria extractiva de hidrocarburos se habían creado las condiciones para ello.
Pero a dos décadas de iniciado el siglo XXI hay una realidad que rápidamente se está abriendo paso y que muy bien Corchuelo anticipa en sus fundamentos como lo es la puesta en valor del agua, haciéndola susceptible de ser cotizada en bolsa. No muy lejos de nuestra realidad en Chile ya se ha dado en tal sentido un paso con la privatización de las fuentes de agua, dejando abierta la posibilidad de adquisición por parte de firmas internacionales.
A despecho de que el acceso al agua es un Derecho Humano esencial para la vida en el planeta, no susceptible de ser convertido en un bien de negocio. Valoración vigente en todos los foros ambientalistas de antaño desde la ECO RÍO 92 y el Protocolo de Kioto 1997 hasta la última Conferencia COP 25 de diciembre 2019 en Madrid.
Todas estas circunstancias son un toque de atención cada vez que se propone un proyecto de explotación minera que supone el empleo de agua en el proceso. Y mucho más si ello implica napas acuíferas subterráneas respecto de las cuales toda contaminación es posible.
Esta no es ninguna elucubración abstracta o gratuitamente negacionista del progreso a través de la minería. Pero, para despejar toda duda que pudiere surgir, sería muy interesante por ejemplo que sufragáramos una encuesta comparativa de los últimos años en los nosocomios de Buenos Aires que se ocupan de enfermedades hídricas que nos diga con certeza cuál es el índice de las mismas en la masa poblacional del “Pueblo que hoy tiene árboles”. Partiendo de la base aceptada ahora sin objeciones de que el agua que la población consume no ha sufrido ningún tipo de contaminación debida a explotación minera alguna. No se si los resultados que surjan de esa encuesta nos dejaran tranquilos, pero por lo menos sabremos que terreno estamos pisando.
Ha sido una conducta histórica de todos los imperios en materia de energía o minería actuar sin reparo alguno para su obtención. Así lo fue antaño con el carbón y el petróleo. Y al presente cuando la lucha por el hegemon planetario entre los imperios y sus think tanks económicos y geopolíticos se está librando descarnadamente por los recursos naturales, será exactamente igual. Hoy por los minerales, tierras raras y el litio. Y muy pronto por las fuentes del agua mismas conviene tenerlo muy presente.
Para cerrar este tema recurro al analista geopolítico Andrés Stulin cuando se refiere a la proyección estratégica de las investigaciones espaciales de los poderes mundiales en la actualidad. Todos ellos desde los EEUU, Rusia, China y hasta India en sus exploraciones robóticas a los planetas circundantes a la Tierra incluyen sin ninguna excepción la ubicación de fuentes acuíferas. Lo cual está muy lejos de ser un dato menor.
Cuando en su exposición Corchuelo dice que “no tienen que usarse tóxicos ni cianuros, es decir minería sin megaminería, con un control ambiental sólido” (lit) está eludiendo la trampa dialéctica del negacionismo por si solo frente al apresuramiento sin explicaciones convincentes.
Pero también está apostando a la esperanza por las fuentes de trabajo y por la vida, tanto de los que se impliquen en sus puestos de trabajo como de los que viven cerca de esos puestos. Y con responsables visibles a quienes preguntar y pedir cuentas. Para lo cual es imprescindible un debate profundo y no apresurado.
Nadie quiere conscientemente volver a la época del desierto carente de árboles o de correr el riesgo de la contaminación de fuente alguna de agua. De la forma en que se actúe ahora está la posibilidad de lograrlo. Pero también de que a la larga los únicos árboles que queden sean los de nuestros bosques petrificados. Y ello si es que también no se los llevan.
Carlos Alberto Moreno Juarez
Chubut sigue debatiendo el proyecto minero
MINERÍA SÍ, MEGAMINERÍA NO: LA POSICIÓN DEL EXDIPUTADO NACIONAL Y EX MINISTRO DE SALUD DE LA PROVINCIA
Consultado por el debate de la minería, hoy quizá uno de los temas más sensibles en un marco de acalorado debate entre detractores y aquellos que se muestran a favor, José Manuel Corchuelo Blasco brindó una postura clara y concreta al respecto. El exministro de salud de la provincia dijo no estar en contra del proyecto minero, pero advirtió que según su criterio para su aprobación debería mediar como condicionalidad necesaria una activa participación de la sociedad, y debería asegurarse el no dañar el medio ambiente.
Muchos años atrás, en la localidad de Gastre pretendía instalarse un basurero nuclear. Esta fue una iniciativa que despertó mucha polémica y tuvo muchos detractores. Uno de los que estuvo en contra fue el ex diputado nacional José Manuel Corchuelo Blasco. El actual asesor del ministro de salud de la nación analizó lo que en ese momento significó el hecho y comparó esto con el debate que hoy se da en Chubut sobre la minería.
“Pondría por delante el valor que le damos los chubutenses a la patente que tiene nuestra provincia respecto de la protección medioambiental. Hago un homenaje al exgobernador Benito Fernández, un hombre de estado que en 1976 tuvo que exiliarse y falleció de un cáncer de cerebro sin poder volver a la argentina. Él fue quien gestionó por la zona intangible de Península Valdés y todo su contexto, que hoy es uno de los patrimonios de conservación de recursos naturales del mundo. Si analizamos lo que se ha hecho en Chubut en cuanto a protección medioambiental y recursos naturales, se da cuenta de que el trabajo ha sido muy bueno. En Chubut, además, se protege a las ballenas y tenemos una muy fuerte protección de bosques, ríos, arroyos y lagos”, sostuvo en primer término el exministro de salud de Chubut.
Luego, al rememorar lo que fue el debate por el basurero nuclear en la localidad de Gastre, Corchuelo Blasco recordó que, en ese momento, debatió intensamente para evitar la instalación del basurero en el pequeño pueblo de la meseta chubutense. “El peronismo, movimiento al que pertenezco, era el partido que planteaba la instalación de un basurero nuclear de alta complejidad en Gastre, y sin embargo con el protagonismo de la comunidad acompañando pudimos asegurar que no se instalará”. Recuerdo que desde muchos años atrás el contraalmirante, Carlos Castro Madero titular de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) fundamentaba y hacía una extensión profunda de por qué Gastre podía recibir los elementos de descarte de las grandes plantas nucleares. La lucha por este tema, fundamentalmente la dimos en la cámara de diputados”.
En el año 2003 se realizó el plebiscito sobre minería en Esquel, que generó una vocación de opinar de la gente después de largos meses de lucha. En dicho plebiscito la opinión por el “no” ganó por un ochenta por ciento. A partir de allí, se emitieron una serie de leyes referidas a la minería.
UN PROYECTO ACELERADO
Refiriéndose puntualmente al proyecto de zonificación minera, el asesor del ministro Ginés González García se mostró crítico al afirmar que “Es un proyecto acelerado. Es entendible, de todos modos, si todos nosotros entendemos que hay un esquema nacional de necesidad de actividades que generen inversiones que signifiquen aumento de nuestras existencias de dólares, la necesidad de salir del pozo gravísimo que heredamos del gobierno de Mauricio Macri. El dólar es una de las centralidades necesarias para corregir la crisis económica. La realidad marca que el proyecto recién se va a terminar de determinar en los primeros tres o cuatro meses del año próximo”
“NO ESTOY EN CONTRA DE LA MINERÍA”
A continuación, el exdiputado nacional brindó su postura concreta sobre la minería y planteó no estar en contra de la iniciativa, pero advirtió que el proyecto debe tener ciertas características especiales. “No estoy en contra de la minería, mis hijos nacieron y pisan esta tierra que amo, que es la Patagonia, arriba de una mina hidrocarburífera y gasífera. ¿cómo voy a estar en contra de la minería, si yo vivo en una zona en donde la minería es factor de desarrollo, de trabajo y proyectos? Ahora bien, respecto de la otra minería, siempre he dicho que hay que proteger el ambiente y por ello condiciono siempre mi aceptación a que no se esboce siquiera el concepto de megaminería, ni la utilización de cianuro ni otros elementos tóxicos. Tengamos en cuenta otros temas importantes, y eso es, ¿qué sostenibilidad hay hacia el futuro cuando la explotación minera culmine con el vaciamiento de los yacimientos? ¿la gente, las poblaciones, están pensadas en esa ecuación? Hablan de que no se van a contaminar los ríos, ¿pero acaso saben cuáles son las napas subterráneas de esos ríos? Cuando tratamos el tema de no al Basurero Nuclear en Gastre, uno de los fundamentos para la no instalación fue el hecho de que no había estudios concretos de por dónde pasaban los ríos y las napas subterráneas”.
LA MINERÍA SIN MEGAMINERÍA
El exministro de salud de la provincia reforzó su argumento del cuidado ambiental y reclamó que no se usen tóxicos ni cianuros si es que finalmente se aprueba el proyecto. Además, se refirió al empuje que hay desde la meseta chubutense para que se apruebe la zonificación minera y, en concordancia con lo dicho por otros actores del arco político provincial, reclamó que desde hace años que no se implementan políticas de desarrollo para las localidades de la meseta. Entonces, ahora pareciera ser que la única salvación para esta zona de la provincia es la minería.
“Cuando hablo de la minería, en mi esquema de diálogo planteó que no tienen que usarse tóxicos ni cianuros, es decir,minería sin megaminería, con un control ambiental sólido. Además, la sociedad tiene que tener una altísima relación, pero no me quedo solamente con eso. Pienso que nos falta el debate profundo. La UNPSJB realizó un profundo análisis del tema y se mostró en contra del proyecto como estaba planteado, y esto es algo que lo dijeron y aprobaron hace dos años en el seno del Consejo Superior de nuestra Universidad Nacional de la Patagonia SJB: ingenieros, geólogos, sociólogos, biólogos, etc., alumnxs, egresadxs y conciliarios del personal no docente. Con el planteo en las condiciones actuales, no estamos dispuestos a acompañar, “Mientras no haya un profundo debate, nosotros no vamos a acompañar”, resaltó el profesional médico.
En esta línea de análisis, Corchuelo Blasco reiteró que, en lo personal no le tiene miedo a la minería, en tanto y en cuanto el debate sea serio, sólido y tenga conclusiones que lleven a un buen camino. El reciente 9 de diciembre el entrevistado expresó por Twitter: “Nuestras aguas en superficies y en profundidad son fuentes de vida y factor de desarrollo, cuidémoslas. Ahora el agua cotiza en Wall Street. Conocimientos significativos y profunda reflexión crítica en minería es el camino”. Cuando emitió ese twit, luego lo reenvió a varios en sus contactos de redes, entre ellos a diputados del Chubut, con un texto acompañante aún más punzante y conducente según sus criterios y posición, que transcribimos a continuación:
“Minería vs megaminería. Ingresos de regalías mineras vs mini ingresos de regalías mineras. Desarrollo para minero sustentable vs desarrollo post minero de arrasar y dejar jirones sociales y ambientales. Trabajo sostenido y creciente vs desolación del solar hollado. Conocimiento significativo más realidad aprendida, crítica, debatida y reflexionada. Después de eso veremos viendo, y decidiendo”.
Además, subrayó que es entendible la necesidad de la gente de la meseta de tener fuentes de trabajo, pero advirtió: “¿qué pasó en muchos últimos años en Chubut? Se pudieron haber planteado alternativas para el desarrollo de todas estas localidades. Son lugares que tienen muchas alternativas y posibilidades”.
“Sería un hipócrita si dijera que estoy en contra de la minería. Viviendo en Comodoro Rivadavia no puedo decir que estoy en contra del proyecto. Sin embargo, no comparto para nada el mecanismo que están planteando actualmente, no comparto los elementos dados y cómo están dando la discusión. Dentro de todo ello, me duelen en el alma cosas como las declaraciones de la diputada Lloyd Jones o el escándalo en el que se vio involucrado el diputado López. La verdad es que no nos merecemos eso, nos merecemos buscar el debate sano y dejarnos de jorobar con esas desvergüenzas”, remarcó el entrevistado.