EXTERNOS

SOBRE LA SITUACIÓN POLÍTICA

En el no 41 de EL PAMPERO AMERICANO, de noviembre de 2019, o sea un mes antes de que el gobierno (o desgobierno) actual asumiera escribimos en el artículo inicial, titulado PERONISMO Y PROGRESISMO entre otros los siguientes párrafos:

“(…) en todos sus niveles el Frente ganador absorbe pulsiones mundialistas con facilidad. Puntualicemos algunas.

“1) Si al peronismo quizá le cuadre ser populista, el progresismo no le sienta. Esta caracterización, ausente en su historia política, en el mundo de hoy indica siempre la sustitución de raíces que se supone perimidas por otras, origen de algo por completo nuevo. Algo así intentó el kirchnerismo, reivindicador de un Cámpora, esgrimido por los que, combatiendo sin descanso a Perón y su política, fundamentales fueron para el advenimiento del gobierno militar del ’76. Pero el presidente electo llama progresista a su orientación, y reivindica a un Alfonsín, que con una de sus primeras medidas atentó contra la ley de contrato de trabajo, y terminó en un estrepitoso fracaso que condujo al gobierno neoliberal de Menem y Cavallo.

“2) El control de la natalidad, el aborto financiado por el Estado, el matrimonio homosexual, la promoción de la comunidad LGBT, el feminismo más proclive a todo ello, son exigencias perentorias de los organismos internacionales de la global-invasión que impulsan así segmentaciones poblacionales desinteresadas del Estado y de la nación. Esto afecta a todas las orientaciones políticas, y el gobierno entrante proyecta p. e. un ministerio de la mujer dirigido por feministas recalcitrantes. Pero si la justicia social procura vincular orgánicamente todas las comunidades libres del pueblo con el Estado y con la preocupación por el bien común, la sectarización aludida es un revulsivo social que a la disgregación nos lleva.

(…)

“El desplazamiento de un gobierno expoliador es importante. Más aun que quienes lo suceden ejerzan la prudencia necesaria para aventar las tormentas incubadas en sus propias filas bajo las pulsiones bélico-religoso-políticas de los que manejan el mundo. De no hacerlo, pronto enfrentarán un fracaso que no deseamos. Porque la Segunda Guerra de la Independencia necesita a nuestra nación y nuestro Estado vigentes en la Patria Americana”.

VISTO LO SUCEDIDO EN DOS AÑOS Y SU RESULTADO ELECTORAL, ¿NOS EQUIVOCAMOS MUCHO?

Tal vez la única salida posible al desquicio sea:

  1. renuncia del presidente y la vicepresidente, con todo su gabinete, por supuesto.
  2. que funcionen las disposiciones constitucionales para que asuma quien termine el mandato.

Arnaldo C. Rossi, director

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